No tienen nada que ver con el tradicional bizcocho que conocemos, se puede partir en rodajas, estos dos se diferencian del tradicional..
Cuenta la leyenda que una monja que no tenía tiempo para hornear bizcocho se lo sirvió al rey de todos modos. Pensando que sería un fracaso, se sorprendió al saber que le gustó tanto que se volvió adicto de este bizcocho que tiene un centro blando por falta de horneado.
Son deliciosos y tiernos.
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